Wednesday, March 11, 2015

La esclava de su amante

de Zayas representa a las protagonistas de una forma pasiva, pero luego expresan sus opiniones contra las normas expuestas

Ejemplo del texto:
Doña Isabel dice “¡Ay, mujeres fáciles, y si supiésedes una por una, y todas juntas, a lo que os ponéis el día que os dejáis rendir a las falsas caricias de los hombres, y cómo quisiérades más haber nacido sin oídos y sin ojos; o si os desengañásedes en mí, de que más vais a perder, que a ganar!”

La autora no menciona en detalles sobre la violación de la protagonista y lo deja en la imaginación de los lectores. Se puede decir que las intenciones de Zayas es que sus lectores interpreten el acto sexual como una violación y no seducción por parte de doña Isabel.

Ejemplo del texto:
“Pues fue así, que pasando sobre tarde al cuarto de doña Eufrasia a vestirme con ella de disfraz para una máscara que teníamos prevenida, y ella y sus criadas y otras amigas ocupadas adentro en prevenir lo necesario, su traidor hermano, que debía de estar aguardando esta ocasión, me detuvo a la puerta de su aposento, que, como he dicho, era a la entrada de los de su madre, dándome la bienvenida, como hacía en toda cortesía otras veces; yo, descuidada, o, por mejor, incierta de que pasaría a más atrevimientos, si bien ya habían llegado a tenerme asida por una mano, y viéndome divertida, tiró de mí, y sin poder ser parte a hacerme fuerte, me entró dentro, cerrando la puerta con llave. Yo no sé lo que me sucedió, porque del susto me privó el sentido un mortal desmayo”.

Después de que doña Isabel fue violada por don Manuel y recobro la memoria ella trata de matar a don Manuel  con un espada, pero él se la quita. Yo creo que la autora está criticando las enseñanzas que se les dan a los hombres y a las mujeres desde que son pequeños.

Ejemplo del texto:
Doña Isabel menciona “¡Ah, flaqueza femenil de las mujeres, acobardadas desde la infancia y aviltadas las fuerzas con enseñarlas primero a hacer vainicas que a jugar las armas! ¡Oh, si no volviera jamás en mí, sino que de los brazos del mal caballero me traspasaran a la sepultura! Mas guardábame mi mala suerte para más desdichas, si puede haberlas mayores. Pues pasada poco más de media hora, volví en mí, y me hallé, mal digo, no me hallé, pues me hallé perdida, y tan perdida, que no me supe ni pude volver ni podré ganarme jamás…”

María de Zayas y Sotomayor representa una cultura del Siglo XVII que se preocupa con la pureza de la mujer y que obliga a la mujer violada ver el matrimonio con su violador como la única manera de vengarse y restaurar su honor.

Ejemplo del texto:
Doña Isabel dura seis años persiguiendo a don Manuel: de Zaragoza le sigue a Sicilia, son capturados por piratas y son entregados a Cartagena y al fin regresan a Zaragoza. Doña Isabel hasta se hace pasar como una esclava morisca para poder restaurar su honor en matrimonio con don Manuel.

Uno de los aprendizajes de la autora para las mujeres es que aprendieran de los errores que le ocurrieron a doña Isabel. Vemos que doña Isabel no pudo restaurar su honor en matrimonio entonces tuvo que restaurar su honor metiéndose en un convento para tener lugar en la sociedad.

Doña Isabel termina diciendo “Ya, señores -prosiguió la hermosa doña Isabel-, pues he desengañado con mi engaño a muchas, no será razón que me dure toda la vida vivir engañada, fiándome en que tengo de vivir hasta que la fortuna vuelva su rueda en mi favor; pues ya no ha de resucitar don Manuel, ni cuando esto fuera posible, me fiara de él, ni de ningún hombre, pues a todos los contemplo en éste engañosos y taimados para con las mujeres. Y lo que más me admira es que ni el noble, ni el honrado, ni el de obligaciones, ni el que más se precia de cuerdo, hace más con ellas que los civiles y de humilde esfera; porque han tomado por oficio decir mal de ellas, desestimarlas y engañarlas, pareciéndoles que en esto no pierden nada. Y si lo miran bien, pierden mucho, porque mientras más flaco y débil es el sujeto de las mujeres, más apoyo y amparo habían de tener en el valor de los hombres. Mas en esto basta lo dicho, que yo, como ya no los he menester, porque no quiero haberlos menester, ni me importa que sean fingidos o verdaderos, porque tengo elegido Amante que no me olvidará, y Esposo que no me despreciará, pues le contemplo ya los brazos abiertos para recibirme. Y así, divina Lisis -esto dijo poniéndose de rodillas-, te suplico como esclava tuya me concedas la licencia para entregarme a mi divino Esposo, entrándome en religión en compañía de mi señora doña Estefanía, para que en estando allí, avise a mi triste madre, que en compañía de tal Esposo ya se holgará hallarme, y yo no tendré vergüenza de parecer en su presencia, y ya que le he dado triste mocedad, darle descansada vejez. En mis joyas me parece tendré para cumplir el dote y los demás gastos. Esto no es razón me lo neguéis, pues por un ingrato y desconocido amante he pasado tantas desdichas, y siempre con los hierros y nombre de su esclava, ¿cuánto mejor es serlo de Dios, y a Él ofrecerme con el mismo nombre de la Esclava de su Amante?”

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